NARCISISMO Y SOCIALMEDIA VOL30Es curioso cómo cuando vemos a alguien grabándose en la calle, hablando solo y exagerando gestos, sentimos una vergüenza ajena intensa, pero luego ese mismo vídeo en redes nos parece más normal. También nos puede dar vergüenza, pero la relativizamos más. La diferencia es que en directo no solo sentimos incomodidad, sino que percibimos a la persona como ridícula, fuera de lugar, mientras que en redes, aunque pueda seguir pareciéndonos absurda, el formato suaviza la sensación y la hace más digerible.
La edición, la música y los cortes dinámicos ayudan a darle un contexto más acorde al tipo de contenido que consumimos a diario, pero si alguien nos parece ridículo, lo seguirá siendo, con o sin filtros.
También influye la ruptura de la realidad, porque cuando presenciamos el proceso de grabación se nos cae la ilusión, como si viéramos a un mago preparando su truco antes de hacerlo. Además, ser testigo y ser espectador son cosas distintas, en la calle nos sentimos parte de algo que no hemos elegido ver, mientras que en redes ya estamos en modo consumidor y, aunque algo nos incomode, no nos genera la misma sensación de rechazo.
A esto se suma el factor social, porque cuando estamos con alguien y presenciamos la escena solemos compartir la vergüenza ajena con miradas o comentarios, pero cuando lo vemos en redes no hay ese refuerzo externo y lo procesamos de otra manera.
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La cámara lenta del día.
CIVILIZACIONES ANTIGUAS CON TELEFONOS INTELIGENTESImagínate por un momento que las civilizaciones antiguas hubieran tenido teléfonos inteligentes. Que en lugar de representaciones artísticas en piedra o manuscritos polvorientos, los mayas, los faraones o los emperadores romanos hubieran documentado su día a día con vídeos selfies. ¿Cómo habrían sido sus redes sociales? ¿Qué habría subido Leonardo da Vinci a su perfil? ¿Y si hubiéramos tenido imágenes del hundimiento del Titanic grabadas por los propios pasajeros?
Pues la IA ha hecho exactamente eso: ha recreado escenas de la historia con una fidelidad alucinante, como si en aquellas épocas ya existieran los smartphones. Desde la época maya hasta la era victoriana, pasando por el Imperio Romano y la Antigua Grecia, estos vídeos nos muestran a personajes históricos inmortalizando momentos clave con sus propias "cámaras". Tomas Edison grabándose en su laboratorio, la primera mujer en volar un avión compartiendo su hazaña, o incluso habitantes de Pompeya capturando su último día antes de la erupción del Vesubio.
Más allá de lo impactante y curioso que resulta ver estas imágenes, esto abre una puerta enorme en el mundo de la educación. Imagina estudiar historia no con libros aburridos llenos de fechas y nombres, sino viendo a los protagonistas del pasado explicando su vida en primera persona. No simplemente leer sobre la Biblioteca de Alejandría, sino "ver" cómo era en su máximo esplendor. No memorizar datos sobre el Imperio Persa, sino escuchar a sus propios habitantes narrando su historia.
Con una tecnología así, las ciencias sociales dejarían de ser esa asignatura densa que muchos odiábamos y se convertirían en una experiencia inmersiva, capaz de transportar a los estudiantes directamente al pasado. La historia contada por sus propios protagonistas, con una cercanía que antes solo podíamos imaginar.
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